jueves, 7 de mayo de 2009

RESPUESTAS AL CONCURSO DEL MES DE ABRIL

RESPUESTAS AL CONCURSO DEL MES DE ABRIL

 

1ª.- PREGUNTA

¿En que fecha dictó una Orden Isabel II, por la que se autorizaba al Ayuntamiento de Sevilla a celebrar la Feria de Abril?

EN 1847

 

2ª.- PREGUNTA

¿En que año se celebró en Cádiz la botadura del buque escuela de la Armada Española?.

EN 1927

 

3ª.- PREGUNTA

¿En que año se formó el Gobierno Presidido por Práxedes Mateo Sagasti?

EN  EL AÑO 1901

 

 

 

Hemos recibido DIECIOCHO respuestas acertadas,

resultando agraciados bajo sorteo

 

Pedro Suárez Alvarez (de Zamora)

Miguel de los Santos Palacios (de La Puebla – México)

Marta Rodríguez Jalón (de Melilla)

 

Los cuales recibirán los Blasones de Armas solicitados

 

 

PREGUNTAS AL CONCURSO DEL MES DE MAYO

 

1ª.- PREGUNTA

¿En que año se efectuó por el Comandante Vives y el Capitán Jiménez Milla, la primera ascensión en globo de España?

 

 

2ª.- PREGUNTA

¿En que año obtuvo la sentencia absolutoria y fue excarcelado por laInquisición

Fray Luis de León?.

 

 

3ª.- PREGUNTA

¿Qué Ruta española declaró la UNESCO en el año 1993, Patrimonio de la Humanidad?.

 

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Deberán enviar los resultados utilizando el correo electrónico

info@ceih.com  indicando el apellido deseado y sus señas completas

 

NOTICIA DEL MES DE MAYO

NOTICIAS DEL MES DE MAYO

 

ESPAÑOLES DESDE ALASKA A FLORIDA

         ¿Qué habría pasado si los actuales Estados Unidos hubieran sido españoles? Hoy, el interrogante suscita sonrisas, pero en el siglo XVI y XVII no era algo retórico ni descabellado. Cuando las trece Colonias inician su rebelión contra Gran Bretaña y se declaran independientes, los españoles llevaban ya casi tres siglos recorriendo las praderas, pantanos y los principales ríos del territorio de los actuales Estados Unidos. Y no se trató  de una penetración fugaz, de pisar y abandonar corriendo, sino de un avance progresivo, siempre tenaz y sin apenas retrocesos. Una larga marcha que no se limitó a unos cientos de kilómetros al norte del Río Grande, sino que continuó durantes muchos años hasta alcanzar las tierras de los hielos perpetuos en el Ártico. Españoles fueron los primeros europeos que navegaron el Misisipi, descubrieron el Cañón del Colorado,  vieron manadas de bisontes, cabalgaron las praderas, fondearon en la bahía de San Francisco, fundaron ciudades, levantaron fuertes o recorrieron las llanuras de Kansas.

         Hubo asentamientos y posiciones fortificadas españolas en sitios tan lejanos como Vancuver, Dakota del Norte y el lago Michigan, y nuestra Armada alcanzó las inexploradas costas de Alaska y Unalaska, en las islas Aleutianas, a finales del siglo XVIII, después de una serie de navegaciones por el litoral del Pacifico norteamericano, en competencia con británicos y rusos Estos últimos, completada la conquista de Siberia, se descolgaron audazmente desde el estrecho de Bering y bordearon el litoral canadiense hacia el Sur hasta llegar a California, tierra que lógicamente les pareció paradisíaca, en comparación con la inclemencia de las costas siberianas. Pero allí se encontraron con los españoles, que ya tenían muchos años de exploración californiana a las espaldas, y estaban asentados en San Francisco, Monterrey, Santa Bárbara, Los Ángeles y San Diego. A regañadientes, los rusos dieron media vuelta al comprobar que los cañones que les apuntaban desde los presidios y fuertes estaban dispuestos a hacer fuego. Una retirada que provocó una situación de guerra nominal entre ambos países, y que se saldó sin mayores consecuencias. Una guerra en el fin del mundo que ganamos por abandono, debido a la incapacidad de la flota rusa para aprovisionarse a tan larga distancia de sus bases, y en gran parte, también, a la alianza alimentada por las ambiciones de Napoleón, que, después de ocupar el trono de España, cometió la enorme torpeza de invadir Rusia, con el resultado conocido. Puesto a lucubrar, surge otra pregunta: ¿Qué había pasado si los rusos, y no España, hubieran colonizado la Alta California? La historia de la naciones, como de la personas, es cómo es, pero podría haber sido de otra manera. Y en ese juego de imaginación fascinante se abren posibilidades narrativas interminables, como bien supo ver el gran Borges con su ceguera.

         Resulta asombrosa la escasez de medios y de gente con los que España se impone la tarea abrumadora de la descubierta, defensa y conquista del territorio norteamericano. Partiendo de México, las expediciones hacia el sur y el centro de Estados Unidos (una tierra entonces enigmática) se suceden con la insistencia de quienes nunca dan por perdido el sueño de conseguir fama y riqueza, y buscan obtener, ellos también, el “premio gordo” en metálico que ya habían conseguido Hernán Cortés y Pizarro. Dos ejemplos que atraen como un imán a sucesivas generaciones de hijos del riesgo y la aventura, en pos de la maldición del oro, ese El Dorado que se aleja cada vez más a medida que los españoles parecían tenerlo al alcance de la mano.

         La Norteamérica que se encontraron al norte de Río Grande los Cabeza de Vaca, Vázquez de Coronado, Hernando de Soto, Ponce de León, Esteban Gómez, Juan de Oñate, Fray Junípero Serra o el padre Kino, distaba mucho de la que hoy puede contemplar el viajero, surcada de buenas carreteras, con confortables alojamientos y ciudades deslumbrantes. La mayor parte de Nuevo México, Arizona, Texas, Utah, Nevada y Colorado eran planicies y mesetas áridas y desérticas, donde escaseaban el agua y los alimentos y que debían atravesarse, muchas veces a pie, abriéndose camino entre tribus bravas que preferían morir matando a someterse. Eran naciones de guerreros valientes, como los apaches, los semínolas o los comanches, con los que España tuvo que combatir o negociar, en un equilibrio de fuerzas siempre inestable. La conquista del Oeste, que el cine fantaseó después fue casi un paseo comparado con las penalidades que afrontaron los primeros españoles que atravesaron las ciénagas infectadas de Florida, los llanos quemantes de Texas, las riberas pantanosas del Misisipi, los desiertos de Arizona con una penuria de efectivos materiales y humanos que nos dejan pasmados.

         Apenas unos pocos centenares de soldados, casi siempre mal equipados, cubrían los miles de kilómetros de frontera que separan la punta de Florida del norte de California. Y esa fuerza no estaba de adorno. Con ella se combatió en Georgia, Florida, Luisiana, Texas y la Costa Este, contra británicos, franceses, aborígenes y, finalmente, la pujante nueva nación estadounidense, que terminaría apuntillando a España en 1898, y devorado los despojos, todavía suculentos, del primer imperio mundial.

         Con el agotamiento demográfico causado por las continuas guerras y una expansión que abarcaba cinco continentes, la escasez de recursos humanos se revelaría dramática en la ocupación y defensa de los enormes espacios de Norteamérica. La exploración de los territorios del Norte era una empresa ingrata y poco rentable, que exigía demasiado esfuerzo y proporcionaba magros resultados. Y los colonos, sometidos a leyes comerciales muy restrictivas, llegaban a cuentagotas o no llegaban. Misioneros y soldados, en muchos casos auxiliados por los propios aborígenes, no cejaron en el empeño, obedeciendo órdenes de imposible cumplimiento, hasta que España, exhausta y arruinada, no pudo más, y se arriaron con dolor las últimas banderas.   

 

EL RENACIOMIENTO

En su libro “1434” el escritor británico Gavin Menzies documenta con nuevos datos que los chinos no sólo llegaron a América, sino que además aportaron la chispa del Renacimiento.

         Años 1434. El almirante Zheng He y su todopoderosa flota arriban a las costas de la Toscana. Han pasado casi tres años desde que el 19 de enero de 1431 zarparan de Nanjing, antigua “capital del cielo”. La mayor expedición jamás conocida surcó el planeta en el siglo XV con un único objetivo: mostrar a los bárbaros cuán inmensamente amplios y profundos eran los conocimientos chinos. En el libro “1431”, que acaba de publicar Debate, Menzies plantea una asombrosa revisión de la Historia, con pruebas que sitúan las raíces del Renacimiento en aquellos viajes de exploración chino. Este ex oficial de la Marina Británica, autor del éxito editorial “1421”, ha dedicado los últimos 19 años a viajar alrededor del mundo y reconstruir las expediciones chinas del siglo XV. Según su revolucionaria tesis, aquellos hombres aportaron “la chispa” de reconocimiento que prendió el fuego del Renacimiento.

          En el año 1434, fecha en la que el embajador Zheng He desembarca en la Toscana, China era la reina de los mares y la mayor potencia planetaria. La de los chinos era una civilización milenaria, que hacía siglos había descubierto la pólvora, desarrollado complejos sistema de canalización y riego, ideadas sofisticadas máquinas civiles y militares, y había inventado la imprenta. Cuando llegaron a Florencia, lugar en el que se entrevistaron con el Papa Eugenio IV, aquellos orientales se encontraron con un continente que empezaba a salir de mil años de estancamiento tras la caída del Imperio Romano.

         “En el siglo XIV Florencia era un lugar atrasado. Pero entre 1413 y 1470 produjo una serie de obras tan majestuosas que casi seis siglos después todavía lo dejan a uno sin aliento”, señala Menzies en su libro, para a continuación plantear el “quid” de la cuestión: “¿Por qué prendió el Renacimiento en esa pequeña ciudad italiana?. ¿Y por que en aquel preciso momento?”. Alejado de la ciencia ficción, Menzies documenta sus investigaciones con mil y unas pruebas, algunas de las cuales niegan la autoría de la mayor parte de los inventos atribuidos a Leonardo da Vinci.

         “Todo prospera y se renueva, pero los países extranjeros situados muy lejos, allende los mares, no han oído y no saben”, reza el edicto fechado el 29 de junio de 1430, por el cual el emperador chino ordenaba llevar a los bárbaros el mensaje de respeto y sumisión debidos a su reino. Zheng He se entrevistó con el Papa en Florencia para transmitir a Europa conocimientos que resultarían transcendentales para el renacer europeo.

         Mapas del mundo que describen los cinco continentes, tablas matemáticas que permiten calcular longitudes y latitudes, teorías que desarrollan el heliocentrismo…Todo ello, a bordo de los barcos chinos. Destaca un documento: el “Nung Shu”, una enciclopedia de 1313 que compilaba los diseños de todo tipo de maquinaria civil y militar, y cuyos dibujos copiaría un tal Paolo Taccola. Un italiano que vive en un pequeño pueblo, que no ha ido a la universidad y que jamás ha visto el mar… ¿Cómo pude él haber diseñado un helicóptero o un buque de guerra?, se pregunta Mezies, para quien la expedición china –integrada por traductores, astrónomos y geógrafos- era una suerte de “universidad flotante” que contenía “más saber intelectual que cualquier universidad de la época”. A juicio del autor, aquella delegación aportaría la base que luego desarrollaron genios del Renacimientos como Copérnico, Kepler o el propio Leonardo       

 

TITULOS NOBILIARIOS

         El BOE del 6 de marzo de 2009 publicaba el anuncio de la Subsecretaría de Justicia sobre solicitud de sucesión en el título de Marqués de Sardoal a favor de Doña Ana Luisa Zuleta Pérez de Guzmán, por cesión que del mismo le hace su padre, Don José Manuel Zuleta y Alejandro.

         También el BOE del 18 de marzo de 2009 publicaba el anuncio de la Subsecretaría de Justicia sobre solicitud de sucesión, sin perjuicio de tercero de mejor derecho, en el título, Vizconde dn Aleson, por Don Beltrán Morenés Gurruchaga, vacante por fallecimiento de su padre, Don Jaime Morenés y de Eulate.

         Asimismo el BOE de 1 de abril de 2009 publicaba la Orden por la que se manda expedir, sin perjuicio de tercero de mejor derecho, Real Carta de sucesión en los Títulos de Conde de Campillos, a favor de Don José María Chico de Guzmán García- Nava, por fallecimiento de su padre, Don José María Chico de Guzmán Barnuevo; y Vizconde del Bruch, a favor de Don Fernando Heras Gironella, por fallecimiento de su madre, Doña Tereza Gironella Muntadas.

También el BOE del 2 de abril de 2009 publica el anuncio de la Subsecretaría de Justicia, sobre solicitudes de sucesión, sin perjuicio de tercero de mejor derecho, en el Título de Marqués de Casa Calvo, vacante por fallecimiento de Don Joaquín Gumá y López Serrano, por Doña Emma de Zeca y López  de la Cal y Don José Elías de la Torriente y Calvo 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Un libro abierto para el público y los estudiosos

El trabajo de los investigadores ha quedado plasmado en un DVD

titulado “Corpus Epigráfico de la Alhambra. Palacio de Comares”, primero de una serie de cinco que estará terminada en 2010, que recogerá las más de diez mil inscripciones. En él se puede acceder a la ficha individual de cada inscripción, acompañada por un número de identificador que facilita la rápida localización del rótulo e incorpora unos dígitos que posibilitan clasificar las inscripciones por zonas, espacios y parámetros. El usuario puede vincular cada ficha con la fotografía de cada rótulo y con un dibujo. Se pueden hacer búsquedas por tipo de escritura, temática, e incluso acceder a todas las referencias bibliográficas que tengan alguna relación con la inscripción. El DVD se completa con una presentación histórica, un glosario y un capítulo que recoge la bibliografía utilizada. Se puede conseguir en: librería@libreriadelaalhambra.com y

difusión.pag.@juntadeandalucia.es