domingo, 2 de diciembre de 2007

RESPUESTAS AL CONCURSO DEL MES DE NOVIEMBRE

RESPUESTAS PARA EL CONCURSO DEL MES DE NOVIEMBRE

 

1ª.- PREFUNTA

¿Qué Rey firma el testamento que pone fin a la dinastía de los Austrias en España y en que año?

EN EL AÑO 1700

 

2ª.- PREGUNTA

¿En que año empieza a funcionar en Madrid el primer tranvía eléctrico?

EN 1898

 

3ª.- PREGUNTA

¿Qué sucedió en la Plaza de Toros de Madrid el día que tomó la alternativa el torero Belmonte?

QUE LA CORRIDA FUE UN DESASTRE POR LAS MALAS CONDICIONES DE LOS TOROS

 

_______________________________________________________________

 

Hemos recibido VEINTIOCHO respuestas acertadas,

resultando agraciados bajo sorteo

 

Enrique Valero Teruel (de Murcia)

Nuria Pons Boleda (de Madrid)

José Andrés Lage Cupeiro (de La Coruña)

 

 

PREGUNTAS PARA EL CONCURSO DEL MES DE DICIEMBRE

 

1ª.- PREGUNTA

¿A que médico descubridor de la circulación menor de la sangre, se le quema vivo en la ciudad de Ginebra y en que año?

 

2ª.- PREGUNTA

En que año España y Estados Unidos firman un tratado de Amistad, Límites y Navegación, primero entre ambos países.

 

3ª.- PREGUNTA

¿En el año 1919 inaugura el Rey Don Alfonso XIII, la primera línea del Metro madrileño (Cuatro Caminos-Sol). ¿Quiénes fueron los ingenieros que idearon la obra?

 

 

Deberán enviar los resultados utilizando el correo electrónico

info@ceih.com  indicando el apellido deseado y sus señas completas

 

 

NOTICIAS DEL MES DE DICIEMBRE

NOTICIAS DEL MES DE DICIEMBRE 

 

LA CAPILLA SIXTINA

 

        Las grandes restauraciones de la Capilla Sixtina en los años noventa sacaron a la luz los verdaderos colores de Miguel Ángel, pero el significado de muchas de sus imágenes ha seguido oculto bajo una capa de olvido. El contenido de esos mensajes, descifrados pacientemente por el estudioso jesuita Heinrich Pfeiffer, fue presentado en los Museos Vaticanos bajo forma de un libro monumental: “Las Capilla Sixtina. Iconografía de una obra maestra”.

            Cuando se habla de las más famosa  de las Capillas, el pensamiento va hacia Miguel Ángel, pero las paredes laterales cuentan con un siglo de grandes frescos de Perugino, Botticelli, Ghirlandaio y otros “que bastaría para hacerla mundialmente célebre”. El juego de entrelazamiento de significados entre los frescos inferiores de ambos lados -como el paso del Mar Rojo y el bautismo de Jesús, etc. - y los frescos superiores ha llevado al profesor Pfeiffer a concluir que todos forman parte de un proyecto original ideado en época de Sixto IV,  antes de que Julio II llamase a Miguel Ángel para completar la decoración de la Capilla.

 

 

GENIOS DEL MOMENTO

            Los pintores contratados por ambos Papas eran los mayores genios del momento -y Miguel Ángel, quizás, de todos los tiempos-, pero hubieran sido incapaces de construir el entramado intelectual del conjunto de la Capilla. Siguiendo pistas como un detective, el veterano profesor de Historia del Arte de la Universidad Gregoriana llega hasta el círculo de teólogos, muchos de ellos franciscanos, del entorno pontificio en aquellos años.

 

EDITADO EN ESPAÑOL

        Al mismo tiempo, Pfeiffer investigó en los libros que escribieron y en los volúmenes que tenían a su disposición en la biblioteca, precisamente la biblioteca Vaticana, donde se han conservado hasta el día de hoy. A lo largo de 350 páginas de un volumen de gran tamaño y fotografías excelentes, editado en español por Lunwerg, el estudioso alemán revela los dobles y a veces triples significados de cada escena y de cada detalle, que el lector puede contemplar de cerca como si estuviese subido a los andamios de los pintores.

            Como dijo el profesor Matthias Winner al presentar la obra, “la restauración de la Capilla Sixtina no fue un proyecto de los católicos sino de todo el mundo civilizado”, pues de hecho contribuyeron decisivamente varias compañías japonesas. El resultado, tal como se ve en las fotografías merece un aplauso para aquel gran esfuerzo de mecenazgo.

            Muchas de las escenas nupciales y matrimoniales representan la relación entre Cristo y la Iglesia, lo mismo que el tema de la Trinidad aparece, una y otra vez, bajo  forma de grupos de tres personas unidas en una actividad o en un gesto. Según el Cardenal Giovanni Lajolo -ex titular de Asuntos Exteriores de la Santa Sede y actualmente Gobernador del Estado Vaticano-, en el libro de Pfeifer desborda “la riqueza histórica, simbólica, alegórica y mitológica” de unos  frescos que la humanidad reconoce como la cúspide del arte.

            Durante la presentación del volumen en los Museos Vaticanos, los relámpagos, los truenos y la tromba de agua que se abatió sobre el Estado más pequeño del mundo, hacían casi imposible escuchar al orador, y daban un aire de “Diluvio Universal” a la velada en una galería repleta de esculturas clásicas como si Hércules, Baco, el emperador Adriano, Afrodita, Diana y los caudillos galos derrotados estuviesen también escuchando la lección de historia del arte.

 

INTERPRETACIÓN TEOLÓGICA              

            El director de la librería Editorial Vaticano, que ha coproducido junto con Jaca Book el volumen publicado ya en alemán, ingles, español, y francés (mientras se preparan las ediciones en polaco, ruso y griego), dijo que ”este libro desvela una interpretación teológica de los frescos que se había perdido por completo desde el siglo XVIII”. Según  Giuseppe Antonio Scotti, “esta perdida del referente original dejaba en penumbra buena parte de los símbolos”, como los que provienen de obras del abad calabrés Joaquín de Fiore, o como las referencias a la conjunta florentina de los Pazzi en la escena de las Tentaciones de Cristo.

 

 

 

EL FABULOSO TESORO DEL SEÑOR DE SIPÁN  

 

        Al paisaje le cazaba la cámara lenta, una de esas secuencias de desierto, polvo y pueblo sin ley. Pero entonces, 1987, nadie sabía dónde estaba Sipán… tampoco los del cine. “Era una época difícil, con una crisis económica y política feroz y una pérdida total de autoridad”, recuerda Walter Alva, director en esa época del Museo Bruning de Lambayeque. Uno de aquellos días de hambre y plomo, Alva supo que los huaqueros (saqueadores) habían hallado una pieza interesante en Sipán. “Ya sabíamos que era una zona importantísima, pero no teníamos dinero para intervenir. Con aquella pista decidimos que había que hacer algo para evitar el saqueo”.

            No era tarea fácil, más bien al contrario: una cinematográfica “misión imposible”. “Los traficantes ofrecían mucho dinero por las piezas saqueadas -continúa Alva-.. En el campamento vivíamos entre una hospitalidad permanente, rodeados de profanadores, guerrilla, traficantes y gentes de los pueblos que pensaban que los investigadores no éramos tan diferentes a ellos: desde su punto de vista, todos competíamos por el mismo tesoro. Si no hubiéramos ido deprisa, en quince días no habría quedado nada. Era una operación de rescate para la que teníamos un presupuesto de apenas trescientos dólares”.

Los arqueólogos iban al trabajo con la pistola al cinto. Walter pegaba cuatro o cinco disparos al aire, y los huaqueros salían corriendo”, relata José Manuel Novoa, que estos días terminaba de rodar en la zona un docudrama sobre el Señor de Sipán. En aquellos enfrentamientos murió tiroteado uno de los saqueadores, Ernil Bernal…Veinte años después, como la vida es un tiovivo, su hijo trabaja en las excavaciones que se han reanudado recientemente en esta esquina de Perú.

            Los huaqueros se habían quedado a dos metros de la tumba que estaba destinada a convertirse en el gran hallazgo arqueológico del final del pasado siglo. “En junio de 1987 encontramos la primeras ofrendas y al guardián de la tumba, con los pies amputados -continúa Walter Alva-. Luego vimos las cintas de metal que amarraban el ataúd, algo completamente nuevo. El sarcófago estaba deshecho. Comenzaron a aparecer objetos de cobre oxidado. Era un trabajo muy lento, centímetro a centímetro, en el que poco a poco, ya a mediados de septiembre, fuimos apreciando la jerarquía del personaje y la magnitud del descubrimiento. En octubre vino a visitarnos el Presidente de la Republica. Era la primera vez que se ocupaba de un asunto de estas características”.

            Lo que atrajo al Presidente Alan García y al resto del mundo era la primera tumba intacta de un gobernante del antiguo Perú, perteneciente a los mochica. Un sueño arqueológico que “renovó el interés por nuestro pasado”, según Walter Alva. La cultura moche o mochica, que surgió en torno al siglo I d. de C. creció en la  costa norte del Perú. Eran agricultores, artistas y guerreros con un desarrollo tecnológico extraordinario, una civilización en medio del desierto capaz de crear una economía altamente productiva y un sistema de riego muy avanzado. El Señor de Sipán era el más alto gobernante de los mochica. A su alrededor, en estos años se han hallado unos seis mil objetos, de oro, plata, cobre dorado y cerámica, que han servido para retratar con precisión el perfil de aquel pueblo, la época más desarrollada del antiguo Perú.

           

 

LA RESTAURACIÓN, EN ALEMANIA       

            El impacto del descubrimiento zgzagueó por medio mundo (Fundación Getty, Varsovia, Londres, Geographic…), y empezó a plantear preguntas incómodas. ¿Cómo en medio de una crisis terrible y sin mayor experiencia podía recuperarse en condiciones un tesoro de semejantes características? Al cabo, un grupo de expertos alemanes solucionó el problema haciéndose cargo de la restauración. Alva y sus compañeros maquinaban, eso sí, la necesidad de un museo en la zona dedicado exclusivamente al Señor de Sipán. La idea iba a tardar mucho en cuajar. Hasta el años 2002 no se inauguró, y a día de hoy, dirigido desde luego por Alva, recibe unos 160.000 visitantes anuales, a pesar de estar tan alejado de todo.

             La aventura que pudo haber inspirado el Indiana Jones de Eleven Spielberg aún no había acabado. Algunas de las piezas expoliadas  por los huaqueros viajaron a Estados Unidos, país que declaró una ley de emergencia para frenar el tráfico de bienes culturales. Hace unos ochos años, el FBI recuperó, entre otras cosas, un ornamento de oro de 1,3 kilos valorado en tres millones de dólares. Dice José Manuel Novoa que quizá la tumba saqueada fuera más rica que la del Señor de Sipán.

             Los veinte años del hallazgo se han celebrado con las vueltas a las excavaciones, paradas desde 2000. Ochenta trabajadores rastrean lo que aún queda bajo tierra, quizá tarea para muchos años. Este verano, durante el rodaje de Novoa, ha salido a la luz la tumba de unos de los cuatro personajes más importante de la cultura mohica, y para las próximas semanas se espera un nuevo anuncio de calado. “La emoción que sientes al ver cómo sale la primera pieza es irrepetible”, afirma el director español. También se empezará a construir en breve un nuevo museo, pegado al campamento de Sipán, que albergará los tesoros que se vayan a recuperar a partir de ahora. El Señor de Sipán ha cambiado el destino de la arqueología en América, ha proporcionado información única y abundante sobre una cultura clave en el pasado de Perú (“eso ha sido lo más importante”, opina Alva) y ha situado la historia de unos pequeños pueblos del norte a la altura de la leyenda de la tumba de Tutankamon en Egipto. “En esta fase de los trabajos en Sipán nuestro interés es mejorar las condiciones de vida de los pobladores -. Al cabo, las costumbres de los que vivimos aquí hoy, en el siglo XXI, Son una herencia directa de los mochica”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

           

 

 

 

 

 

 

 

 

 

NOTICIAS DEL MES DE DICIEMBRE

NOTICIAS DEL MES DE DICIEMBRE 

 

LA CAPILLA SIXTINA

 

        Las grandes restauraciones de la capilla Sixtina en los años noventa sacaron a la luz los verdaderos colores de Miguel Ángel, pero el significado de muchas de sus imágenes ha seguido oculto bajo una capa de olvido. El contenido de esos mensajes, descifrados pacientemente por el estudioso jesuita Heinrich Pfeiffer, fue presentado en los Museos Vaticanos bajo forma de un libro monumental: “Las Capilla Sixtina. Iconografía de una obra maestra”.

            Cuando se habla de las más famosa  de las capillas, el pensamiento va hacia Miguel Ángel, pero las paredes laterales cuentan con un siglo de grandes frescos de Perugino, Botticelli, Ghirlandaio y otros “que bastaría para hacerla mundialmente célebre”. El juego de entrelazamiento de significados entre los frescos inferiores de ambos lados -como el paso del Mar Rojo y el bautismo de Jesús, etc. - y los frescos superiores ha llevado al profesor Pfeiffer a concluir que todos forman parte de un proyecto original ideado en época de Sixto IV,  antes de que Julio II llamase a Miguel Ángel para completar la decoración de la Capilla.

 

 

GENIOS DEL MOMENTO

            Los pintores contratados por ambos Papas eran los mayores genios del momento –y Miguel Ángel, quizás, de todos los tiempos-, pero hubieran sido incapaces de construir el entramado intelectual del conjunto de la Capilla. Siguiendo pistas como un detective, el veterano profesor de Historia del Arte de la Universidad Gregoriana llega hasta el círculo de teólogos, muchos de ellos franciscanos, del entorno pontificio en aquellos años.

 

EDITADO EN ESPAÑOL

        Al mismo tiempo, Pfeiffer investigó en los libros que escribieron y en los volúmenes que tenían a su disposición en la biblioteca, precisamente la biblioteca Vaticana, donde se han conservado hasta el día de hoy. A lo largo de 350 páginas de un volumen de gran tamaño y fotografías excelentes, editado en español por Lunwerg, el estudioso alemán revela los dobles y a veces triples significados de cada escena y de cada detalle, que el lector puede contemplar de cerca como si estuviese subido a los andamios de los pintores.

            Como dijo el profesor Matthias Winner al presentar la obra, “la restauración de la Capilla Sixtina no fue un proyecto de los católicos sino de todo el mundo civilizado”, pues de hecho contribuyeron decisivamente varias compañías japonesas. El resultado, tal como se ve en las fotografías merece un aplauso para aquel gran esfuerzo de mecenazgo.

            Muchas de la escenas nupciales y matrimoniales representan la relación entre Cristo y la Iglesia, lo mismo que el tema de la Trinidad aparece, una y otra vez, bajo  forma de grupos de tres personas unidas en una actividad o en un gesto. Según el Cardenal Giovanni Lajolo -ex titular de Asuntos Exteriores de la Santa Sede y actualmente Gobernador del Estado Vaticano-, en el libro de Pfeifer desborda “la riqueza histórica, simbólica, alegórica y mitológica” de unos  frescos que la humanidad reconoce como la cúspide del arte.

            Durante la presentación del volumen en los Museos Vaticanos, los relámpagos, los truenos y la tromba de agua que se abatió sobre el Estado más pequeño del mundo, hacían casi imposible escuchar al orador, y daban un aire de “Diluvio Universal” a la velada en una galería repleta de esculturas clásicas como si Hércules, Baco, el emperador Adriano, Afrodita, Diana y los caudillos galos derrotados estuviesen también escuchando la lección de historia del arte.

 

INTERPRETACIÓN TEOLÓGICA              

            El director de la librería Editorial Vaticano, que ha coproducido junto con Jaca Book el volumen publicado ya en alemán, ingles, español, y francés (mientras se preparan las ediciones en polaco, ruso y griego), dijo que ”este libro desvela una interpretación teológica de los frescos que se había perdido por completo desde el siglo XVIII”. Según  Giuseppe Antonio Scotti, “esta perdida del referente original dejaba en penumbra buena parte de los símbolos”, como los que provienen de obras del abad calabrés Joaquín de Fiore, o como las referencias a la conjunta florentina de los Pazzi en la escena de las Tentaciones de Cristo.

 

 

 

EL FABULOSO TESORO DEL SEÑOR DE SIPÁN  

 

        Al paisaje le cazaba la cámara lenta, una de esas secuencias de desierto, polvo y pueblo sin ley. Pero entonces, 1987, nadie sabía dónde estaba Sipán… tampoco los del cine. “Era una época difícil, con una crisis económica y política feroz y una pérdida total de autoridad”, recuerda Walter Alva, director en esa época del Museo Bruning de Lambayeque. Uno de aquellos días de hambre y plomo, Alva supo que los huaqueros (saqueares) habían hallado una pieza interesante en Sipán. “Ya sabíamos que era una zona importantísima, pero no teníamos dinero para intervenir. Con aquella pista decidimos que había que hacer algo para evitar el saqueo”.

            No era tarea fácil, más bien al contrario: una cinematográfica “misión imposible”. “Los traficantes ofrecían mucho dinero por las piezas saqueadas -continúa Alva-.. En el campamento vivíamos entre una hospitalidad permanente, rodeados de profanadores, guerrilla, traficantes y gentes de los pueblos que pensaban que los investigadores no éramos tan diferentes a ellos: desde su punto de vista, todos competíamos por el mismo tesoro. Si no hubiéramos ido deprisa, en quince días no habría quedado nada. Era una operación de rescate para la que teníamos un presupuesto de apenas trescientos dólares”.

Los arqueólogos iban al trabajo con la pistola al cinto. Walter pegaba cuatro o cinco disparos al aire, y los huaqueros salían corriendo”, relata José Manuel Novoa, que estos días terminaba de rodar en la zona un docudrama sobre el Señor de Sipán. En aquellos enfrentamientos murió tiroteado uno de los saqueadores, Ernil Bernal…Veinte años después, como la vida es un tiovivo, su hijo trabaja en las excavaciones que se han reanudado recientemente en esta esquina de Perú.

            Los huaqueros se habían quedado a dos metros de la tumba que estaba destinada a convertirse en el gran hallazgo arqueológico del final del pasado siglo. “En junio de 1987 encontramos la primeras ofrendas y al guardián de la tumba, con los pies amputados -continúa Walter Alva-. Luego vimos las cintas de metal que amarraban el ataúd, algo completamente nuevo. El sarcófago estaba deshecho. Comenzaron a aparecer objetos de cobre oxidado. Era un trabajo muy lento, centímetro a centímetro, en el que poco a poco, ya a mediados de septiembre, fuimos apreciando la jerarquía del personaje y la magnitud del descubrimiento. En octubre vino a visitarnos el Presidente de la Republica. Era la primera vez que se ocupaba de un asunto de estas características”.

            Lo que atrajo al Presidente Alan García y al resto del mundo era la primera tumba intacta de un gobernante del antiguo Perú, perteneciente a los mochica. Un sueño arqueológico que “renovó el interés por nuestro pasado”, según Walter Alva. La cultura moche o mochica, que surgió en torno al siglo I d. de C. creció en la  costa norte del Perú. Eran agricultores, artistas y guerreros con un desarrollo tecnológico extraordinario, una civilización en medio del desierto capaz de crear una economía altamente productiva y un sistema de riego muy avanzado. El Señor de Sipán era el más alto gobernante de los mochica. A su alrededor, en estos años se han hallado unos seis mil objetos, de oro, plata, cobre dorado y cerámica, que han servido para retratar con precisión el perfil de aquel pueblo, la época más desarrollada del antiguo Perú.

           

 

LA RESTAURACIÓN, EN ALEMANIA       

            El impacto del descubrimiento zgzagueó por medio mundo (Fundación Getty, Varsovia, Londres, Geographic…), y empezó a plantear preguntas incómodas. ¿Cómo en medio de una crisis terrible y sin mayor experiencia podía recuperarse en condiciones un tesoro de semejantes características? Al cabo, un grupo de expertos alemanes solucionó el problema haciéndose cargo de la restauración. Alva y sus compañeros maquinaban, eso sí, la necesidad de un museo en la zona dedicado exclusivamente al Señor de Sipán. La idea iba a tardar mucho en cuajar. Hasta el años 2002 no se inauguró, y a día de hoy, dirigido desde luego por Alva, recibe unos 160.000 visitantes anuales, a pesar de estar tan alejado de todo.

             La aventura que pudo haber inspirado el Indiana Jones de Eleven Spielberg aún no había acabado. Algunas de las piezas expoliadas  por los huaqueros viajaron a Estados Unidos, país que declaró una ley de emergencia para frenar el tráfico de bienes culturales. Hace unos ochos años, el FBI recuperó, entre otras cosas, un ornamento de oro de 1,3 kilos valorado en tres millones de dólares. Dice José Manuel Novoa que quizá la tumba saqueada fuera más rica que la del Señor de Sipán.

             Los veinte años del hallazgo se han celebrado con las vueltas a las excavaciones, paradas desde 2000. Ochenta trabajadores rastrean lo que aún queda bajo tierra, quizá tarea para muchos años. Este verano, durante el rodaje de Novoa, ha salido a la luz la tumba de unos de los cuatro personajes más importante de la cultura mohica, y para las próximas semanas se espera un nuevo anuncio de calado. “La emoción que sientes al ver cómo sale la primera pieza es irrepetible”, afirma el director español. También se empezará a construir en breve un nuevo museo, pegado al campamento de Sipán, que albergará los tesoros que se vayan a recuperar a partir de ahora. El Señor de Sipán ha cambiado el destino de la arqueología en América, ha proporcionado información única y abundante sobre una cultura clave en el pasado de Perú (“eso ha sido lo más importante”, opina Alva) y ha situado la historia de unos pequeños pueblos del norte a la altura de la leyenda de la tumba de Tutankamon en Egipto. “En esta fase de los trabajos en Sipán nuestro interés es mejorar las condiciones de vida de los pobladores -. Al cabo, las costumbres de los que vivimos aquí hoy, en el siglo XXI, Son una herencia directa de los mochica”.  FIN.    

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

           

 

 

 

 

 

 

 

 

 

que la de los “pobres compañeros de Cristo” se creó en el templo de Salomón, en la actualmente llamada “explanada de las mezquitas”.

            El famoso ”vienes y 13 que pasaría a ser símbolo de días aciagos tubo lugar el 13 de octubre del 1307 con un golpe de mano que incluyó el arresto simultáneo de los principales caballeros. El Rey  les había convocado en París el 12 de octubre para los solemnes  funerales de su cuñada Catherine de Courtenay, y al amanecer del día siguiente asestó el golpe definitivo en la capital y en todos los rincones del reino.

            Más que un proceso, lo que se desencadenó fue una avalancha de torturas contra los caballeros, que eran a la vez monjes y soldados, obligándoles a confesar los delitos más viles y precisadamente los más contrarios a los ideales por los que se jugaban la vida: blasfemia,  sacrilegio, sodomía y complicidad con los musulmanes.

            Felipe IV el Hermoso presentó ante los tribunales de la Inquisición acusaciones tan falsas como escabrosamente detalladas que, como era de esperar, fueron consumidas ávidamente por la opinión pública y le permitieron no sólo consumar el despojo, sino presionar tanto a los tribunales como al Papa y a otros monarcas europeos que terminaron sumándose al saqueo de los despojos, con las honrosas excepciones de Escocia y de Portugal, donde los Templarios pasaron a llamarse “Orden de Cristo”.

            El manuscrito perdido en el siglo XVII y que ahora se hará publicó en una cuidadosa edición de sólo 799 ejemplares, es el llamado “papel de Chinon” por haber sido escrito en Chinon, diócesis de Tours, los días 17 al 20 de agosto de 1308. Se trata de un pergamino de grandes dimensiones redactado por los tres legados del Papa que formaban la comisión investigadora especial sobre los Templarios: los Cardenales Berenguer Fredol, Etienne de Suisy y Landolfo Brancacci.

            El “Processus  contra Templario” será presentado nada menos que en el Aula Vieja del Sínodo, una histórica sala del Palacio Apostólico del Vaticano, donde se reunían durante siglos los obispos hasta que se construyó el Aula Nueva del Sínodo en uno de los espacios libres de la modernísima Aula Nervi, uno  de los emblemas de la arquitectura del siglo XX en el pequeño Estado Vaticano. Aunque sigue llevando el sugestivo nombre de “Archivo Secreto”, el secretismo brilla por su ausencia en el archivo más antiguo del mundo, ahora disponible –los hermosos frescos de las salas y pequeño facsímiles de los principales documentos- en la web que reseñamos más abajo.

La presentación del “ Procesus contra Templarios” incluye un despliegue de primeras figuras que van desde el medievalista Italiano Franco Cardini, quien está a punto de publicar “La tradición Templaria”, hasta el arqueólogo y novelista Valerio Massimo Manfredi, autor de “best sellers ”de divulgación histórica”. En declaraciones al diario “La Stampa”, Cardini subrayó que Clemente V “disolvió la Orden, pero nunca la condenó”. Sabía que el proceso era una farsa.