sábado, 4 de octubre de 2008

RESPUESTAS AL CONCURSO DEL MES DE SEPTIEMBRE

RESPUESTAS AL CONCURSO DEL MES DE SEPTIEMBRE



1ª.- PREGUNTA

Un Decreto de las Cortes de Cádiz concede por primera vez en España la libertad de imprenta. ¿En que año?

EN 1810

2ª.- PREGUNTA

¿En que año se adelantó la mayoría de edad de los españoles de los 21 a los 18 años?

EN 1978

3ª.- PREGUNTA

En el año 1850 fue inaugurada por un poeta la Universidad de Madrid denominada Universidad Central y después Universidad Complutense. ¿Cuál fue el nombre de ese poeta?

MANUEL JOSÉ QUINTANA




Hemos recibido VEINTITRES respuestas acertadas,

resultando agraciados bajo sorteo

Cristina Torres Fernández (de Valencia)

Juan Carlos Bermúdez Díaz (de Palma de Mallorca)

Carmen Solís del Pozo (de Zaragoza)

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PREGUNTAS AL CONCURSO DEL MES DE OCTUBRE


1ª.- PREGUNTA

¿En qué año dictaron los Reyes Católicos el Fuero para la ciudad canaria de Las Palmas?

2ª.- PREGUNTA

Juan de Lanuza perece en el cadalso por defender los Fueros de Aragón, que desaparecieron con su muerte. ¿En qué año?

3ª.- PREGUNTA

En el año 1960 la Biblioteca Nacional adquiere a la Fundación Juan March el códice del "Poema del Mío Cid". ¿Por qué cantidad?



Deberán enviar los resultados utilizando el correo electrónico

info@ceih.com indicando el apellido deseado y sus señas completas

NOTICIAS DEL MES DE OCTUBRE

NOTICIAS DEL MES DE

OCTUBRE

LA DAMA REBELDE

En el 50 aniversario de la muerte de Eulalia de Borbón, se publica "La Infanta Republicana". Relata la historia de una mujer adelantada a su época.

De todos los personajes de la dinastía borbónica, la infanta Eulalia (1864-1858) –nieta, hija, hermana y tía de reyes- es, sin duda, uno de los más fascinantes. Vivió en dos siglos: la segunda mitad del XIX y la primera del XX. Contrajo matrimonio con su primo Antonio de Orleans, del cual se separó cuatro años después, armando un gran revuelo en la conservadora Corte. Tuvo dos hijos de su matrimonio, muy distintos entre sí: Alfonso, valeroso y disciplinado y Luis Fernando, vicioso y débil de carácter. Protagonizó numerosos escarceos sentimentales, el más importante con el Rey Carlos I de Portugal. Romance que permaneció ocultó durante más de un siglo, ya que el Monarca portugués estaba casado con la Reina Amelia de Orleans. Enigmática como ninguna otra Infanta de España, acabó convirtiéndose en la oveja negra de la familia.

Desafió a los suyos hasta la saciedad, incluso al mismísimo Alfonso XIII, su sobrino, a quien desobedeció ante el asombro de media Europa, suscitando un enorme alboroto que el Monarca zanjó con el destierro durante 10 años.

A favor de las mujeres.

Jamás tuvo pelos en la lengua para criticar y oponerse al rígido protocolo de la monarquía, pero lo que desató la ira del Monarca español fue la publicación en París, en el año 1911, de su libro "Au fil de la vida" ("Al filo de la vida"), en el que la Infanta abogaba por el divorcio y la emancipación de la mujer… ¡A comienzos del siglo XX!

Semejante afrenta jamás fue comprendida, ni mucho menos tolerada por ningún miembro de su familia. Empezando por su propia hermana mayor, la Infanta Isabel ("La Chata"), convertida en una especie de institutriz al cuidado de su educación desde la restauración en el trono de su hermano Alfonso XII.

Fue "La Chata", precisamente, quien, en connivencia con su madre la Reina Isabel II, coaccionó para que contrajese matrimonio con su primo Antonio de Orleans, hijo de los Duques de Montpensier del cual jamás estuvo enamorada. Aquel desafortunado trance marcó el comportamiento de la Infanta el resto de su vida.

Viajera incansable. Eulalia recorrió medio mundo, incluido Francia, donde transcurrió parte de su vida. En sus estancias en las diferentes Cortes, tuvo oportunidad de conocer personajes y Monarcas de excepción, como al Káiser Guillermo II de Alemania, Pedro II de Brasil, Francisco José de Austria. Al Zar de Rusia o al Papa Pío IX. Al mismo tiempo, disfrutaba rodeándose de escritores y artistas (Anatole France o Lotti, entre otros), y frecuentaba las tertulias literarias de los salones aristocráticos franceses.

Relaciones conflictivas.

Sus viajes dieron pie a un sinfín de anécdotas, algunas de ellas muy polémicas, pues la Infanta aprovechó siempre que pudo para desafiar a su familia. Como sucedió en 1893, durante su visita a Cuba, donde lejos de ser embajadora de los intereses de España, como esperaban el Gobierno y su Presidente Cánovas, acabó convirtiéndose en defensora de las reivindicaciones de los revolucionarios cubanos.

Algo parecido sucedió años después, en Checoslovaquia, donde la Infanta entabló excelentes relaciones con las nuevas autoridades revolucionarias, enemigas acérrimas de su propia familia.

Así, no resulta extraño que, en cierta ocasión, Alfonso XIII emplease el término "Republicana" para referirse a su tía, tras escuchar sus argumentos sobre la revolución portuguesa y sus predicciones poco alentadoras en torno al futuro de la Monarquía. Años después, ella le replicaba así en sus memorias: "!Republicana!". Siempre que en la Corte española se decía algo que se separara del criterio predominante, o se opinara libremente, o se expusieran realidades, surgía la palabra. No cegarse, no tener en los ojos una venda ni en la boca una mordaza, era ser republicana… ¡republicana!. Para muchos de los nobles españoles, yo lo era. Lo éramos todos los que no estábamos empeñados en no ver. Y, en España, ser republicano era no solo profesar un credo político, si no estar excluido del contacto con los servidores del Rey…". Murió en la ciudad de Irún, a los 92 años. Entre sus papeles se hallaron las cartas de amor de Carlos de Portugal. Una correspondencia que ella hubiera querido llevarse a la tumba.

EL ADN CONTRA LOS TRASTÁMARA

El ADN está dispuesto a amargarle la vida a los mitómanos: ni los restos del Príncipe de Viana, del Real Monasterio de Poblet; ni los de la Reina Blanca de Navarra del de Santa María de Nieva, les pertenecen. Pero esto no debería ser preocupante.

Con una desilusión que denota también una fe excesiva en el poder de la tecnología en la hora de dilucidar los entuertos del pasado, los responsables del estudio de los restos conservados en el Real Monasterio de Poblet, en Tarragona han concluido "de manera inesperada" que ni los huesos allí depositados corresponden a Carlos de Évreux y Trastámara, primer Príncipe de Viana, muerto en 1461, ni los del Monasterio de Santa María de Nieva, en Segovia, analizado de manera simultánea. son los de su madre, la Reina Blanca I de Navarra, fallecida veinte años antes.

Los restos del Príncipe son vestigios humanos "de tres individuos diferentes", compuestos por un fragmento de columna vertebral y dos segmentos corporales momificados. Según ha explicado la profesora Asunción Malgosa, de la Universidad Autónoma de Barcelona, el análisis "ha demostrado que los restos son manipulados para reconstruir un cuerpo a partir de fragmentos de otros, puesto que se observan marcas de cortes de sierra en la columna del segmento inferior", que podría ser femenino. La parte superior de la momia, que conserva la cabeza con la cara destrozada, el tronco y un brazo, perteneció a un hombre de entre 35 a 40 años.

A la vista de estos datos, resulta relevante salir del laboratorio y retornar a la biblioteca y al archivo, si lo que se busca es una explicación verosímil. -Lo fácil es pensar que hay extraterrestres por medio-. La esperanza incendiara del siglo XIX español, con una tendencia irracional a descolocar panteones y cementerios, cuando más noble y clericales mejor, sale entonces a relucir. Según Miguel C. Botella, profesor de la Universidad de Granada, en 1837, dos años después que el Monasterio de Poblet fuera abandonado por efecto de la desamortización de Mendizábal, una revuelta arrasó sus preciosas instalaciones. El templo fue profanado y los reales huesos esparcidos por los suelos.

Años después, un sacerdote de La Espluga de Francolí se apiadó de aquellos restos los recogió en óseos, los recogió en sacos-obviamente mezclados y sin identificación posible-y los trasladó a la Catedral de Tarragona. Allí permanecieron hasta que hacia 1930 el diplomático, egiptólogo y sinólogo tarraconense Eduardo Toda, investigador de momias por sus trabajos dedicados al antiguo Egipto," seleccionó los restos de este momificado y reconstruyo el cuerpo". Al menos eso mantiene el profesor Botella. Allí había huesos mezclados de 110 individuos de linajes reales y de nobles de Aragón.


LA "POLÍTICA DE LA HISTORIA"


El enigma sobre el Príncipe de Viana en su residencia eterna parece entrar en vías de solución cuando los análisis de ADN ofrecen la posibilidad de realizar una correcta identificación. Pero la evidencia que acaba de ofrecer es transparente –nunca mejor dicho-. No hay Príncipe en Poblet (al menos no el de Viena), ni Reina Blanca en Segovia. Estos resultados, excepto para mitómanos incurables no debería causar desilusión. El pasado es un país extraño y la historia una ciencia humana y por eso mismo limitada. Su capacidad para distinguir lo verdadero de lo falso, en especial de los tiempos en que algunos pretenden que la historia se corresponde con la memoria –cuando esta se acuerda solo de lo que quiere, o de lo que conviene, pero nunca de narrar los hechos en su totalidad y su complejidad, como si hace la primera- se pone en duda por los cultivadores de la "política de la historia" y otras supercherías populistas.

Pero también existe una historia que narra cómo los historiadores se han opuesto en la invasión del pasado en nombre de la búsqueda de la verdad. Gracias a sus trabajos, sabemos que la falda de los escoceses es una invención moderna; que los africanos no eran por naturaleza "tribales y atrasados"; que los museos a veces guardan falsificaciones como las espadas de la Luigi Parmiggiani; que el barrio de Carcasona es bastante posterior; que no hubo donación de Constantino (un Decreto Imperial –falso –atribuido a Constantino el Grande, donde se reconocía el mapa Silvestre soberano de Roma); o plomos de Sacromonte (veinte planchas de plomo grabadas en árabe antiguo donde se "certificaba" la presencia árabe en España antes de la invasión de 711); o Protocolos de los Sabios de Sión (un programa imaginario para la conquista del mundo para los judíos)

Quizás desentrañar estas mentiras no tiene el glamur de lo falso, pero ya se sabe que la peor verdad es muyo mejor que la mejor mentira.

LA ARMADA INVENCIBLE

El naufragio de la Armada Invencible en la costa de Irlanda fue una trágica epopeya que dió lugar a varios mitos de esta tierra de fabuladores en la que caminamos tras las huellas de aquella desventura.

Entre el 16 de septiembre y el 26 de octubre de 1588, unos veinticinco navíos de la Armada Invencible se hundieron en la costa irlandesa cuando regresaban del desastroso intento de conquistar Inglaterra. Aunque lo de Invencible fue un añadido posterior cuya irónica paternidad corresponde al Almirante Lord Howard de Effingham. Humor británico aparte, la realidad es que jamás se había visto una fuerza similar. En mayo zarparon de Lisboa 130 barcos con 30.000 hombres procedentes de los mejores tercios de Flandes.

Don Álvaro de Bazán, Marqués de Santa Cruz, fue quien primero inoculó la idea en la mente de Felipe II, aspirante al trono inglés por su matrimonio con María Tudor, hija de Enrique VIII. El resto del trabajo lo hizo el Papa Sixto V. Cualquier inconveniente se supera con el incontestable argumento religioso. "Dios está con nosotros".

Todavía hoy los irlandeses atribuyen a tan trágica epopeya algunos mitos nacionales, como los "black irish", nativos morenos por la mezcla de sangre española. En Cairncastle, Irlanda del Norte, hay un raro y viejo nogal en un cementerio, dicen que nació de la semilla que un náufrago allí enterrado llevaba en el bolsillo. Irlanda es el país de las fábulas, no en vano es un país de poco más de tres millones de habitantes que tiene cuatro premios Nobel de literatura. ¿Hay algo de cierto en tanta leyenda de pub?

EL CAMINO DE CUÉLLAR

En la Biblioteca Nacional de Dublín existe una gran cantidad de literatura sobre los naufragios de la "Spanish Armada". Un nombre aparece repetidamente: Francisco de Cuéllar, capitán del San Pedro, náufrago en Sligo, quien escribiera su aventura y retratara la vida local mucho entes de que lo hiciera el costumbrismo irónico y cruel de Jonathan Swift.

En Crange, un pueblecito situado al norte de Sligo, encuentro una señal: Spanish Armada. The Cuéllar`s Trail. Lleva hasta la playa de Streedagh Strand. Es un paisaje desolado e inmenso. No hay un solo árbol bajo el que cobijarse. Subo un pequeño alto de arena y desde allí contemplo el Océano Atlántico, con los montes de Donegal como fondo. Hay un pequeño monumento de piedra en forma de barco. Una placa recuerda el naufragio de La Juliana, la Livia y la Santa María de Visón.

En el Bed Breakfast Mount Edward Lodge, pregunto si saben algo de los españoles. La dueña me enseña un libro. Es la carta de Francisco Cuéllar publicada en Londres en 1885. El manuscrito permaneció escondido trescientos años en la Real Academia de la Historia. En 1884 lo rescató el Capitán Cesáreo Fernández Duro y desde entonces ha sido objeto de constantes reediciones anglosajonas.

De 1.200 hombres que viajaban con Cuéllar sobrevivieron apenas 300. Fueron inmediatamente despojados de cuanto tenían. El mismo sería herido y desnudado por los nativos. Aún así, tuvo suerte. La región estaba infectada de soldados ingleses. Temerosos de que los españoles alentaran una rebelión, las órdenes eran matarlos allí donde los encontraran y castigar con la misma suerte a cualquiera que les cobijara.

En el pub local los jóvenes no saben nada, pero un irlandés mayor recuerda la historia de Pedro Blanco, quien fuera guardaespaldas de Hugh O`Neall, Conde de Tyrone, uno de los pocos alineados que encontraron los españoles. Un descendiente suyo, Owen Roe O´Neill serviría años después en el Regimiento Irlandés del Ejército Español de Flandes.